
Mientras el mundo contemporáneo experimenta un renacimiento psicodélico, impulsado por descubrimientos clínicos que prometen abordar diversos trastornos mentales, México se encuentra en una encrucijada. Este país, que posee una rica herencia de medicina tradicional y una sorprendente biodiversidad, se enfrenta a una contradicción notable: su legislación actual, concretamente la Ley General de Salud, limita la posibilidad de investigar y aprovechar estos recursos ancestrales.
En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de conversar con la bióloga y comunicadora científica Alejandra Ortiz Medrano, quien nos ofrece su perspectiva sobre esta situación y las implicaciones que tiene para el futuro de la salud mental en el país. La doctora Ortiz Medrano argumenta que, aunque estamos viendo un auge del interés en tratamientos alternativos como los psicodélicos en todo el mundo, en México existe una falta de impulso para desmantelar las barreras legales que impiden la investigación de sustancias que han sido utilizadas por comunidades indígenas durante siglos.
“La Ley General de Salud fue diseñada en un contexto muy diferente, y hoy día parece no solo obsoleta, sino que también se convierte en un obstáculo considerable para capitalizar la riqueza que tenemos”, expresa Ortiz Medrano. Según ella, es esencial que se revise esta legislación a la luz de la nueva evidencia científica, que respalda el uso de ciertos compuestos psicodélicos para tratar condiciones como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático.
La tensión entre los enfoques tradicionales y el desarrollo científico moderno plantea un dilema para México. ¿Cómo podemos honrar y preservar nuestro legado cultural mientras nos abrimos a nuevas posibilidades que la ciencia nos ofrece? Ortiz Medrano sostiene que la solución radica en fomentar un diálogo entre las tradiciones ancestrales y la investigación contemporánea, lo que nos permitirá elaborar políticas más inclusivas e informadas.
La clave, según ella, es el compromiso del gobierno y la sociedad civil en abordar esta cuestión con urgencia. “No se trata solo de legalizar el uso de estas sustancias, sino de integrar la medicina moderna con nuestro conocimiento ancestral”. Así, un enfoque más integrado no solo podría beneficiar a aquellos que sufren de enfermedades mentales, sino que también podría revalorizar el patrimonio cultural e intelectual de las comunidades originarias.
Con el respaldo de las nuevas evidencias políticas y científicas, México tiene la oportunidad de convertirse en un líder en la investigación y la aplicación de técnicas innovadoras que respeten y reconozcan su diversidad cultural. Un camino desafiante, pero que podría marcar un nuevo capítulo en la historia de la medicina en el país.
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