
En el entorno actual, las organizaciones enfrentan desafíos constantes que requieren una capacidad de adaptación y una fortaleza interna inquebrantable. Sin embargo, es fundamental reconocer que la resiliencia no se sustenta únicamente en un sólido código de conducta o en una declaración de misión inspiradora. Sin claras rutinas y normas compartidas, la resiliencia puede debilitarse, independientemente de cuán fuerte parezca el marco estructural en el papel.
Las rutinas son esenciales para la cohesión del equipo! brindan un sentido de pertenencia y confianza entre los miembros. Cuando cada individuo comprende su rol y las expectativas que se tienen de él, se genera un ambiente donde la colaboración y el apoyo mutuo son naturales. Sin embargo, si estas rutinas son vagas o inexistentes, se corre el riesgo de que surjan malentendidos y conflictos, lo que a su vez puede erosionar la moral del equipo y su capacidad de respuesta ante adversidades.
Por otro lado, las normas compartidas actúan como los cimientos de la cultura organizacional. Estas reglas no escritas permiten que todos los miembros comprendan las prioridades del grupo y alineen sus esfuerzos hacia un objetivo común. En ausencia de estas normas, es probable que haya discrepancias en la interpretación de objetivos, lo que puede llevar a esfuerzos dispersos y descoordinados.
Cuando las organizaciones se enfrentan a situaciones difíciles—ya sea una crisis financiera, un cambio en el mercado o un desafío interno—la forma en que sus equipos reaccionan dependerá en gran medida de la fortaleza de sus rutinas y normas. Las organizaciones que han establecido prácticas consistentes y principios compartidos están mejor equipadas para navegar por la incertidumbre. Esto les permite no solo resistir la presión externa, sino también aprender y crecer a partir de las experiencias.
Por lo tanto, para cultivar una verdadera resiliencia organizacional, es esencial invertir en la creación y mantenimiento de rutinas claras y normas compartidas. Esto no solo asegurará la cohesión del equipo, sino que también permitirá que la organización se adapte, innove y, en última instancia, prospere en un entorno en constante cambio. En conclusión, aunque un código robusto es importante, las organizaciones más resilientes son aquellas que humanizan sus estructuras a través de la claridad y la colaboración.
from Latest from TechRadar https://ift.tt/DKjf23o
via IFTTT IA