
Hace siete años, el mundo se sorprendió con la noticia de los primeros bebés editados genéticamente, una innovación que, aunque prometedora, generó grandes debates éticos y morales. Ahora, la empresa biotecnológica Manhattan Genomics ha decidido retomar esta controvertida idea, no solo como un experimento científico, sino como una posible solución para crear niños libres de enfermedades.
La noticia ha dejado a muchos con sentimientos encontrados. Por un lado, la idea de eliminar enfermedades hereditarias suena como una bendición. Imagine un mundo donde las condiciones como la fibrosis quística o la distrofia muscular sean cosas del pasado. Sin embargo, también hay quienes levantan la voz en contra, cuestionando los límites de jugar a ser Dios y las implicaciones que esto tendría para la humanidad.
En estos siete años, la ciencia ha avanzado a pasos agigantados, lo cual ha llevado a una mejor comprensión de la edición genética. Tecnologías como CRISPR han pasado de ser simples ideas a convertirse en herramientas que, bien utilizadas, podrían transformar vidas. Pero, ¿quién decide hasta dónde llegar?
Manhattan Genomics promete una éticaprimera idea, asegurando que la seguridad y el bienestar de los futuros niños son su prioridad. Pero, como con cualquier nueva tecnología, el camino está lleno de desafíos y preguntas sin respuesta. ¿Qué tal si la edición genética se convierte en una forma de elitismo, donde solo los que pueden pagar estos procedimientos tengan acceso a ‘mejorar’ a sus niños?
La conversación está abierta, y es crucial que en estos debates se involucren científicos, éticos, padres y, sobre todo, la sociedad en general. Solo así podremos entender si estamos listos para dar este gran paso hacia el futuro. Así que, ¿cuál es tu opinión al respecto? En este punto, no hay respuestas fáciles, pero vale la pena reflexionar sobre el futuro que estamos construyendo.
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