En un mundo donde el reclutamiento automatizado y la inteligencia artificial están a la orden del día, sucede algo curioso que nos invita a reflexionar. Un usuario de LinkedIn decidió poner a prueba la creatividad de las máquinas y planteó un reto: cualquier IA que intentara escribir una respuesta debía incluir una receta de flan. ¿Qué tan efectiva es la automatización y, sobre todo, cuánto de nosotros, los humanos, queda en este tipo de interacciones?

La idea de usar una receta de flan como trampa puede parecer trivial, pero realmente revela mucho sobre nuestra conexión con la tecnología. En un momento en el que todo se vuelve mecánico, un simple flan puede regresar a la esencia de lo humano: los recuerdos, la tradición y el amor por la comida casera.

Imagina que una máquina, programada para reclutar y filtrar candidatos, llega y comparte una acción automática sin pensar en el significado detrás de ella. Al pedir una receta de flan, este usuario de LinkedIn nos dice: ‘Oye, no olvidemos que aquí también hay humanos. Vayamos más allá de algoritmos fríos.’

La receta en sí puede ser un pequeño toque de humor, pero me parece que es un golpe de realidad en un panorama donde a veces parecemos perder el contacto. ¿Cuántas veces hemos recibido un mensaje genérico que parece escrito por un robot? Con esta trampa del flan, se abre un debate sobre la necesidad de humanizar la tecnología en nuestras interacciones diarias.

Así que, mis queridos lectores, mientras la IA sigue evolucionando y se vuelve más presente en nuestras vidas, no olvidemos lo que nos hace humanos. Quizás cocinar un flan o simplemente poner un poco de amor en nuestras palabras sea la clave para mantener ese vínculo sincero y genuino. Al final del día, siempre es bueno saber que detrás de las teclas, aún queda un poquito de humanidad. ¿Qué opinas? ¿Tuviste alguna experiencia similar o alguna trampa divertida relacionada con tecnología? ¡Cuéntamelo!
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