México se pinta de azul cobalto, el color de la policía — una noción que hace unos años habría sido impensable, cuando el país estaba viendo la consolidación de una estructura de seguridad al estilo militar. En aquel entonces, las calles eran testigos de una lucha constante contra la violencia y la impunidad. Pero ahora, esa misma policía, que una vez fue vista con desconfianza, se ha convertido en un símbolo de cambio y esperanza.
Los ciudadanos están empezando a replantearse la relación con su seguridad, donde la figura del policía ya no es solo la de un agente del orden, sino un aliado en la búsqueda de una vida más tranquila. Esta transformación no ha sido fácil, pero las iniciativas y estrategias recientes han cambiado la percepción en muchos rincones del país.
Como dice el antiguo proverbio, “nunca es tarde si la dicha es buena”. A medida que avanzamos hacia una nueva era, el azul cobalto se convierte en un recordatorio de los desafíos superados y los que aún están por venir. Pero también invita a la reflexión: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para garantizar nuestra seguridad? ¿Estamos listos para abrazar a quienes están aquí para protegernos?
Para quienes deseen profundizar más en este tema crucial, les invito a seguir leyendo.
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