Viene una profunda purga en las aduanas de México. El gobierno de Claudia Sheinbaum ha puesto en marcha un paquete legislativo que promete dotar de herramientas efectivas para luchar contra la corrupción, el contrabando y la evasión fiscal. Este esfuerzo busca, en definitiva, limpiar y purificar las puertas de entrada y salida del comercio exterior del país.
Hoy, este paquete legislativo llegará al Congreso de la Unión para su discusión y eventual aprobación. Pero más allá de la indudable necesidad de combatir la corrupción, también hay que considerar que las aduanas son cruciales para las finanzas públicas del gobierno. Se estima que generan alrededor del 30% de la recaudación tributaria, lo que equivale a una asombrosa suma de 1.3 billones de pesos anuales.
En estos tiempos de ajustes fiscales y ante la disminución de los “guardaditos”, las aduanas podrían convertirse en una fuente extraordinaria de recursos. Su potencial para aumentar la recaudación es notable, especialmente considerando el crecimiento en las actividades de exportación e importación que podría surgir.
Además, la situación actual, en la que Donald Trump ocupa la presidencia de Estados Unidos, ha posicionado a las aduanas de México como un tema de seguridad nacional. El gobierno mexicano decidió seguir las huellas proteccionistas de Trump, anunciando la imposición de aranceles a países sin acuerdos comerciales, tales como China y Rusia. Esto podría incrementar significativamente los ingresos fiscales de las aduanas, proyectando un aumento de hasta un 40%. ¡Impresionante!
Pero no todo es miel sobre hojuelas. Desde el viernes pasado, hemos sabido del diagnóstico crudo que presentó el administrador general de Auditoría de Comercio Exterior del SAT. Se han revelado operaciones que han dejado pérdidas por más de 22,000 millones de pesos debido a la corrupción en las aduanas. Y para ponerlo en perspectiva: de enero a agosto de este 2025 se embargaron mercancías por un total de 205,564 millones de pesos. ¡Una verdadera montaña de problemas!
Rafael Marín Mollinedo, titular de la Agencia Nacional de Aduanas, ha mostrado optimismo: la recaudación ha aumentado en un 24.5%. Sin embargo, actores del sector privado, como la Canacintra, han expresado preocupación. Temen que estos cambios generen desabasto de insumos para la producción industrial. La presión está en la mesa y todos tienen algo que decir.
La verdad es que, aunque el gobierno tiene en claro el propósito de hacer de las aduanas una máquina recaudadora eficiente, la comunidad empresarial aboga por reglas claras que eviten inconvenientes en las operaciones de comercio exterior. Las opiniones son diversas y el debate está servido. ¿Estaremos ante un cambio realmente positivo o solo un aumento en la burocracia? Solo el tiempo lo dirá.
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